Una vez más, y por éstas mismas fechas, el sevillismo vuelve a vivir una noche mágica en la competición de copa del rey. Los reyes magos nos traen la suerte. Si la temporada pasada eliminamos al FC Barcelona, cuando nadie daba un duro en esa eliminatoria, hoy no es que nadie diese un duro, pero en un choque de dicha rivalidad, cualquier cosa podía pasar. Y pasó, y tanto que pasó. No sólo demostramos que fuimos mejores, sino además les enseñamos la grandeza del mejor club andaluz. Como les jode.
Y a pesar de que el resultado hace pensar de que fue todo un paseo militar por parte de nuestro Sevilla FC, no lo fue, pero ¿a quien le importa?. El entramado defensivo del Sevilla FC, así como las intervenciones de San Palop, dieron sus frutos para aguantar las ráfagas de atosigamiento a la que se empleaban los malagueños. A la actuación defensiva que aparecería en el momento ideal, se le suma la gran efectividad, ausente en otros encuentros, ya que de cuatro ocasiones de gol, tres llegaron al fondo de la red. La verdad, esperaba pasarlo peor, pero no fue así, y mi corazón se alegra de ello. Dicen por algunos lares, que no merecimos tanto, o que el Málaga mereció más, ¿y?, alguna vez nos tendría que salir bien la cosa a nosotros ¿no?, vamos digo yo. O todo va ser que nos ganen andando, te quie illa ome. La nota negativa, sería la lesión de Navas, al parecer, y según se informa desde la Web oficial del Club, se trata de una sobrecarga sin importancia, esperemos que no tenga importancia, porque éste tipo de lesiones “sin importancia” vienen a ser varias semanas de baja. Esperemos que no volvamos a perder a Navas.
Pasito a paso, hay que seguir en ésta línea. Tres victorias (2 en copa y 1 en liga) consecutivas que deben hacer su efecto correspondiente en el ánimo de la plantilla. Una racha positiva que aprovechar y alargarla el próximo sábado en San Sebastián. Hay que aprovechar las rachas buenas para seguir mirando al frente.
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